Aprendiendo a sobrevivir de lo minúsculo

06 junio 2006

DESVARÍOS MARÍTIMOS



Como dijo un amigo mío, las personas somos como el mar (o al menos eso es lo que entendí yo después de haber leído tres o cuatro veces lo que me había dejado por escrito, y después también de varias interrupciones. Entonces, a lo mejor dijo otra cosa y yo entendí eso, porque es lo que tenía ganas de entender. No se).
Pues eso, que el mar es imprescindible e impredecible, como las personas. Y de repente estamos todos de buen rollo, de guay, y empieza uno a desvariar, a ir de un lado a otro, a tambalearse, y acaba pasando lo que tiene que pasar. Que potas. Te mareas, te entra una angustia por todo el cuerpo de pensar que tienes que aguantar al coñazo ese de persona que piensas: Ojalá me tragara el mar en este mismo momento y me devolviera en el mismo sitio, pero con otras personas.
Al mar le pasa lo mismo, un buen día, sin viento, sin nubes y piensas que de puta madre voy a dormir esta noche en el barco, se me van a pasar las 9 horas volás. Y entonces, cuando menos te lo esperas, coge el mar y empieza a dar por culo, a moverse, tambalearse. Y yo, que me había tomado un Nestea (se pueden decir marcas?), me dio toda la impresión de que me había engañado a mí misma y me había hinchado de beber Vodka. Lo noté sobretodo al ir al servicio, era como cuando te agarrabas un peo de la leche y te entraban ganas de mear, y al ir al WC notabas como todos te miraban y tú, les regalabas más tu presencia tirando por el camino más largo, o recorriéndolo 2 veces.
Yo, no poto, menos mal, porque ya con los de atrás había suficiente, sino hubiéramos podido rodar Titanic de nuevo.
En fin, la gente cambia como el oleaje del mar, en un instante. Y aunque te levantes de buen rollo, no te confies, puede que acabes de puta pena, con mala leche y cagándote en todo lo que se menea.
A todos vosotros, os dedico unas bonitas imágenes, del mar y de las personas.