Aprendiendo a sobrevivir de lo minúsculo

13 junio 2006

PELEAS DE BEBES

Ahhhh, qué difícil es la vida del trabajador. Una intenta hacer su trabajo lo mejor que pueda, no molestar a las compañeras, molestar lo menos posible, y de repente: te meten en medio de una discusión en la que tú no tienes nada que ver, y encima las compañeras te dicen: "No, no, escucha lo que tenemos que decir para que luego tengamos un testigo y que cuente la verdad".
Y de repente, yo paso de ser Trabajadora Social a Testigo, y tengo que aguantar una discusión, que no voy a entrar a valorar, y encima, emitir un juicio de valor. Osea, encima de testigo, también tengo que ser Juez. Qué fuerte.
Total, al final todo el mundo acaba de buen rollo y a mi me han tocado las pelotas, y al día siguiente vendo de mala leche al trabajo, porque por culpa de su discusión, han aflorado en mí problemas o malentendidos que tenía con mis propias compañeras de trabajo, pero que no las conocía, ya que nunca me había parado a pensar en eso.
Cuánta razón tenía mi madre cuando me decía que aprovechara los días y los años universitarios, porque cuando empezara a trabajar ya me iba a enterar de lo que es putear a la gente.
Y encima una viene cada dos días para decirme que no puede pagar el piso, la luz, el agua, que no tiene tarjeta del autobus.
Joder, esta se cree que yo tengo el bolso lleno de pasta para repartir, me habrá visto cara de santa o algo. A la próxima que me diga lo del piso, le voy a empezar a contar todos mis problemas y seguro que va a salir llorando de mi despacho, pero no por ella si no por mi.
Bueno, espero que todo se vaya a arreglando y se vayan los malos humos para otro lado.