Aprendiendo a sobrevivir de lo minúsculo

31 julio 2006

Qué de flipes, neng

El otro día crucé la
frontera....
Fue emocionante, más bien, fue
increible. Sí, esa es la palabra, increible.
Allí que nos fuimos mi prima y
yo en el autobús para la frontera de Beni Enzar, sin tener ni idea de
fronteras
ni de sus leyes, ni de como te toman el pelo en cuanto ven que
eres extranjera
(y ya suponen que rica...)
Bueno, después de una media
hora de calorro insoportable, conseguimos entrar en territorio marroquí. Y
parecíamos importantes (o eso, o que alguien había dado el chivatazo de que
íbamos, porque parecía que todos los hombres estaban esperándonos).
Total, que pasamos y vamos a
buscar un taxi que nos lleve a Nador, donde supuestamente van turistas,
gente de
Melilla, las mujeres van a los bares y todo eso.
Nos habían dicho que los taxis
eran más grandes, y tenían 6 plazas.
Una mierda pinchá en un
palo!!!
Los taxis son como los de
España, simplemente que ellos, con el ahorro y el redondeo pues se han ido
al
alza, que hay cuatro plazas, pues yo subo a 6: dos alante, y cuatro
atras. Y lo
más fuerte es que te cobran dos plazas por un asiento, con todo
el morro. Nooo,
si tontos no son los taxistas... Pues nada, que por
pringadas nos tocó a mi
prima y a mí en el asiento de alante, las dos
espachurradas y el taxista que
cada vez que metía una marcha se rozaba
ligeramente con mi culo.
Nos podíamos haber cabreado,
pero nos dio por reir. Total, era pronto para cabrearnos.
El paseo por Nador fue, como
he dicho antes, Increible. Parecia que eramos como dos famosas rodeadas de
fans,
o dos modelos de pasarela. Todos los hombres nos decían cosas, nos
miraban (con
miradas sucias), etc.
Acabamos en una cafeería con
mucho prestigio y solera, donde iban muchas mujeres modernas, y muchos
extranjeros. Y ahí si que nos cabreamos, porque los tíos listos, nos querían
timar. ya te digo, el redondeo al alza se lo conocen muy bien.
Pues nada, nos fuimos
mosqueaillas a dar una vuelta por el paseo marítimo, que estaba más petado
que
la costa del sol, pero sin playa (era un paseo extraño). Ahí siguió el
acoso
sexual por parte de los maromos de Nador, así que optamos por volver a
coger el
taxi, pasar la frontera y volver a Melilla.
Entonces, y a pesar de todo,
volvimos a sentirnos como en casa, aunque seguro que mi prima que ya está en
Granada, se siente más en casa que yo.
Mi recomendación: si tenéis el
ánimo muy muy bajo y necesitáis piropos y miradas provocadoras y
perturbadoras,
venid a Nador.