Aprendiendo a sobrevivir de lo minúsculo

11 julio 2006

SORPRESA!


Son casi las dos del mediodía, faltan aproximadamente 5 minutos para pirarme del trabajo y entonces... recibo una llamada inesperada.

"¿Te queda mucho para salir del trabajo?"

"Pues unos minutos todavía, ¿por qué?"

"Pues porque estoy esperándote en la puerta de tu casa y hace mucha calor"

No puede ser, mi novio ha venido a verme (y al pensar esto, casi canto la canción de la Niña Pastori, no porque me guste, sino porque la mente es así y hace que en determinadas situaciones recuerdes canciones estúpidas).
Todavía no me creo lo que me está diciendo, no puede ser, vaya sorpresa...

Al rato, me manda un mensaje y me dice: "Es mentira, estoy en Torre del Mar".

Yo, medio cabreada medio desilusionada, le llamo y le pregunto si es verdad o es mentira que esté aquí. Y me dice que es mentira. Entonces le pregunto que por qué me ha mentido, y me dice que es porque me ha mandado unas flores y está el repartidor en la puerta de mi casa y le ha llamado.
Le digo que no se ansie, que en cinco minutos estoy en casa.

De camino a casa, no sé si llorar o quedarme como estoy. Sólo puedo pensar, y si es verdad que me ha mandado flores dónde las voy a poner, porque no tengo ningún jarrón.

A todo esto, ya estoy cerca de la esquina de mi calle, y la barriga me tiembla (y no estoy corriendo ni nada de eso, son los nervios). Y de repente, SORPRESAAAA!!!!. Mi novio está esperándome en la calle, con un macutillo que regalaban en una revista y con su polo blanco que le hace más guapo todavía.
Tengo ganas de correr a abrazarle, pero eso es muy peliculero y además hace mucha calor, así que sólo ando y me río, le río y le dedico un gran abrazo.

Ha sido un fin de semana muy bonito y agradable, aunque se me ha hecho corto.

Aún así, ha sido la sorpresa más bonita que me han dado nunca.